miércoles, 6 de octubre de 2021

EL PODER ECONÓMICO DOMINANTE LLAMA “INDEPENDENCIA PATRIA” A LOS 200 AÑOS DE JUSTICIA FUSILADA -------LOS INICIADORES DE LA POESÍA SALVADOREÑA (CUATRO POETAS)

Los iniciadores de la poesía salvadoreña coinciden históricamente con la etapa en que se publicaron las primeras tesis del libro, Cien Años de Poesía en El Salvador, escrito por Rafael Góchez Sosa, Gloria Marina Fernández y Tirso Canales.

Los compañeros Rafael Góchez Sosa, Gloria Marina Fernández, fallecieron en años anteriores y Tirso Canales, ha sometido a revisión completa el texto de la primera edición publicada en El Salvador en 1978, por la Biblioteca Dr. Manuel Gallardo. Hago constar con el mayor cariño y lealtad posibles a los compañeros mencionados, que ellos son también coautores de la mencionada investigación, Cien Años de Poesía en El Salvador. TC.

San Salvador, 22 de septiembre de 2021

 

I.- MIGUEL ÁLVAREZ CASTRO

(1789,95-1856)

La poesía de Miguel Álvarez Castro se caracteriza, de manera general, por estar impregnada de espíritu patriótico y por reflejar en grandes trazos aspectos de la realidad nacional, como son los acontecimientos de la guerra de clases que se desató a raíz de los sucesos independentistas, En sus poemas se duele al constatar cómo la ambición de poder llevó a los políticos enfatuados y corruptos a sembrar el dolor, la división y la desgracia en los pueblos centroamericanos, otrora solidarios. De ello culpa directamente a los conservadores separatistas y los califica de traidores a la causa nacional. En su oda Al ciudadano José del Valle transmite el hondo desaliento que lo embarga al ver fraccionada la antigua Centroamérica, y al contemplar el caos provocado por los grupos locales dominantes.

Transcribimos parte de un artículo (13) que sobre Miguel Álvarez Castro publicó Francisco Gavidia en 1888, y que fue reproducido en 1897 por la Revista La Universidad: "Este salvadoreño llama doblemente nuestra atención por ser el poeta y escritor más antiguo del país, por su noble carácter, comparable al de muy pocos, y porque nos da un ejemplo del hombre público digno de ser presentado como modelo a la presente generación, ignorante  -por cierto- a la filosofía de nuestra propia historia".

"Nació Álvarez Castro a fines del siglo XVIII en una hacienda distante de la ciudad de San Miguel, desconociéndose lo relativo a sus padres, su clase, circunstancia digna de ser considerada cuando se habla de los hombres de aquella época. Fue a educarse a Guatemala, donde no completó una carrera por tener que volver al lado de su familia que necesitaba su apoyo; sin embargo, adquirió lo indispensable para desplegar sus dotes intelectuales. Abrazó con entereza la causa de la Independencia. Demócrata sincero, al igual que José Francisco Barrundia, guatemalteco y Mariano Prado Baca, nicaraguense, figuró en el partido que combatía a la nobleza."

"Enlazado por vínculos de amistad a los principales corifeos del liberalismo, casi todos ellos hombres de talento vastísimo, como Valle, Molina y Barrundia, combatió por la democracia en los primeros años de nuestra vida autónoma. Sus versos nos suministran

(13) Miguel Álvarez Castro, artículo escrito por Francisco Gavidia. Publicado en La Nueva Enseñanza, 2, Serie No. 11, Septiembre 1888, págs. 22-24; 2, Serie No. 12, Oct. 1888, Págs. 26-28. Publicado nuevamente por la revista La Universidad, Serie 7, No. 6, marzo 1897, Págs. 174-179.

datos de las ideas y de las filas en que militó, durante los acontecimientos que precedieron a la entrada de Morazán en el teatro de nuestra política.

"La oda a José Cecilio del Valle (14) y la elegía escrita con motivo del fusilamiento de Pierson (15) están diciendo que en esta época de serios disturbios, él se había unido a Prado, lo mismo que Vasconcelos y Molina para hacer resistencia al General Arce (16), Presidente de la Republica, ligado ya con el partido servil o sea de la nobleza de Guatemala."

 

(14) En Guirnalda Salvadoreña este poema se publica con el título Al ciudadano José del Valle. Se refiere a José Cecilio del Valle, estadista hondureño de gran talento político.

(15)Se refiere al poema titulado A la muerte del coronel Pierson, escrito en 1827. El personaje del poema es el coronel José Pierson, de origen francés, que servía al ejército federal. Entró al servicio en 1825. En 1826 desertó con la compañía que comandaba, para atacar -conjuntamente con otros grupos- al Gobierno anti-nacionalista de Guatemala. Ocupó la ciudad de Quezaltenango por pocos días, de donde fue desalojado. En la capital guatemalteca, Pierson es sometido a severo interrogatorio por el pro-monárquico Aycinena y, sin más formación de causa, es condenado a muerte. Durante su interrogatorio guardó serenidad, causando la admiración de sus enemigos. EI día de la ejecución (11 de mayo de 1827) no quiso que le vendaran los ojos; con paso firme se encamina al lugar fatídico y él mismo da la orden de disparar. Su muerte fue contraproducente para los conservadores, pro-monárquicos y anti-nacionalistas, pues exaltó los ánimos y sentimientos de los liberales de toda Centroamérica, contra los matadores del coronel José Pierson. El poema de Álvarez Castro es una muestra viva de la simpatía que despertó en los liberales, la muerte del intrépido militar.

(16) Se refiere a Manuel José Arce. El testimonio del maestro Francisco Gavidia es de gran valor y de ubicación histórico-moral.

"Tanto por sus ideas radicalmente deslindadas, según lo mostrara el curso de su vida, como por su admiración a Valle (a éste le fue usurpada la presidencia de Centro América en la primera elección de dicho cargo por Arce) y a causa de la preponderancia del partido que había anexado Centro América a México y que después trabajaba por volvernos al dominio español, Álvarez Castro se sentía indignado y lamentó el rumbo que tomaban los asuntos políticos del ltsmo, que en esos momentos históricos eran de vida o muerte para este país. Así decía a Valle:

Mas ¡hay! que apenas sueltas

De tu mano las bridas,

Torna a encender la tea cruel Belona;

 

"En que se refiere al triunvirato; 1··del cual Valle fue alma."

 

Míranse ¡oh, Dios! envueltas

En lides fratricidas

Las provincias; "al arma ¡sus! se entona;

La ambición se corona;

Todo el orden se invierte

Y la patria copioso llanto vierte.

 

Estos últimos versos aluden al golpe de estado del general Arce."

¿Y en tan lúgubres días

De nublados cubiertos

Mi lira ha de sonar? Sí, caro amigo;

En horas tan sombrías

Recuerdo bienes ciertos

Que gozó la nación bajo tu abrigo;

Partícipe y testigo

Fui yo del dulce fruto

Que le ofreció tu celo en fiel tributó.

 

"Lamentábase en estos momentos de que no se hubiese oído a José Cecilio del Valle, cuando en folletos luminosos había probado que se empezaba a implantar un gobierno ilegitimo, dando a  Arce la presidencia para cuyo desempeño el mismo Valle había sido electo. El Poeta Exclama:

 

Oh, si cuando, llamado

De las leyes al templo,

A defender del pueblo los derechos

Te hubiesen escuchado

Y seguido tu ejemplo,

La angustia no afligiera a tantos pechos

Ni se vieran deshechos

Los lazos fraternales,

Ni los altos poderes nacionales;

 

Y no que ahora sumidos

En una guerra infanda,

Gime la viuda, el hijo, el tierno esposo.

De miseria oprimidos:

La doncella demanda

Socorro inútilmente al poderoso;

Allí expira angustioso

El honrado artesano:

Contra un hermano allá, lidia otro hermano.

 

Tal es el cuadro horrible

De desgracias sin cuento,

Fruto de la ambición y la locura.

 

"Se oye con cierta misteriosa complacencia la voz que este poeta levanta en medio del tumulto de la guerra, en un tiempo que para nosotros, a pesar de la distancia de medio siglo, aparece envuelto en incertidumbre y oscuridad históricas."

La poesía de Miguel Álvarez Castro amplía su importancia histórico-social, no sólo por los asuntos que trabajó literariamente basándose en hechos y acontecimientos del desenvolvimiento de esta sociedad, sino, por el profundo sentido de modular una expresión consustancial de aquel proceso. Con ello deseaba separarse del sentimiento español con que se habían escrito crónicas, relaciones y otros ensayos de carácter político-panfletario que eran, en definitiva, el tipo de literatura que se dio en el periodo prerrepublicano. El intelectual europeizado no podía de ninguna manera hacer surgir una literatura expresiva de un ser nacional de raíces americanas. Y mientras no se demuestre lo contrario, antes de Miguel Álvarez Castro no puede hablarse de literatura salvadoreña de carácter creativo, puesto que las manifestaciones literarias que se produjeron no eran sino el pensamiento español dicho sobre cosas y hechos que se daban en estos medios geográficos, y expresadas con un instrumento lingüístico traído o nacido con los españoles y que lo habrían utilizado lo mismo en África como en América. La grandeza de Álvarez Castro, pues, radica en que su actividad literaria comienza a formarse dentro de un proceso natural que sigue toda literatura en nacimiento. Las expresiones suyas fueron prácticamente de relación oral, ya que escribía composiciones y las cantaba él mismo acompañándolas con su guitarra.

 

Este es un ejemplo harto convincente de manifestación lírica eminentemente subjetiva. ¿Y no es la lírica-oral-subjetiva la primerísima etapa de toda literatura en surgimiento? Es más, esta etapa abarca un período amplio en el desarrollo de nuestras letras, ya que la narrativa tarda más de medio siglo en aparecer, y no vendría a ser en nuestro medio sino la consecuencia lógica de la afirmación del régimen burgués, ya que la narrativa es propia de este sistema.

 

Álvarez Castro nos ofrece un rasgo valioso de la formación de nuestro proceso literario a través de su propio desarrollo personal. En su poema A la muerte del coronel Pierson, escrito en 1827, nos lo hace notar acaso sin proponérselo:

¡Oh, Erato! Deja de inspirarme; deja

Que mis lamentos por el aire vago

Resuenen libres y que al cielo lleguen

Y a dolor muevan hasta el cielo santo.

Más tú, severa Melpómene, ocupa

Desde hoy piadosa el espacioso campo

 

Véase cómo Álvarez Castro parece decirnos que ha llegado el momento de objetar el siguiente paso de nuestra poesía para impulsar el rompimiento de nuestro cascarón literario. De los dominios de Erato, símbolo inspirador de la poesía lírica, desea avanzar y confiar a Melpómene, deidad mitológica que presidía la tragedia, los sentimientos que los sucesos de la guerra civil le inspiraban. Aprecia Ia actitud valiente de su amigo Pierson, la hombría con que enfrento el patíbulo el día 11 de mayo de 1827, y estima que ese proceder era inherente sólo a los espíritus elevados y consecuentes con las ideas que en su lucha sustentaban:

 

Vedlo, patriotas, caminar gozoso

Hasta el suplicio, y presentar bizarro

El corazón a las ardientes balas

Y él ser el jefe del fatal mandato;

Vedle tranquilo recibir la muerte

Sin una queja proferir su labio.

Y hablar a todos con semblante afable

Hasta el momento de expirar aciago.

 

En esos pensamientos Álvarez Castro cuaja su concepto de honor y que con él compartían los hombres que profesaban iguales ideas. Hidalguía, estoicismo, sacrificio, patriotismo, todos eran conceptos que para aquellos hombres tenían un mismo o parecido significado:

Pierson…Oh, digno defensor del pueblo,

Tú, nueva gloria al patriotismo has dado

Muriendo, sí: más con firmeza heroica

Y a los tiranos de baldón llenando.

Las acciones de los combatientes por las causas populares, sus resueltas actitudes y su desprecio a los tiranos forman las calidades de los elementos que Álvarez Castro toma, no al margen de la vida como conceptos abstractos, sino como jirones propios de un pueblo en gesta. No es accidental que este poeta invocara a CIío, deidad que presidía los asuntos históricos para que con su lira augusta hiciera sonar en inmortales fastos la gloria de su caro y excelso amigo Pierson como valiente y fiel centroamericano. La esencia de este poema es de honda raíz romántico-nacional, tanto por su asunto como por la tónica con que acomete la incorporación de formas claramente diferenciadas con relación a los cánones clasicistas. Su acento elevado es de notas sonoras y pareciera recurrir a los aires polifónicos para dar brillantez de himno guerrero a la memoria luctuosa de su compañero ideológico. Nótese la rapidez que imprime a los tiempos poético-marciales de su elegía, que más que manifestación pesarosa es oda digna de los combatientes que vieron hacerse aquella historia de nuestros pueblos:

Pero… ¡qué miran mis cansados ojos!

¿Qué es lo que escucho?... Fúnebre aparato

Luto, gemidos. Confusión, tristeza,

Desolación universal y llanto,

Estruendo de armas, trémulos tambores,

Todo me anuncia que, veloz silbando,

El plomo horrible se escondió en el pecho

Del que lidiara por el sucio patrio.

 

Hombre de carne y hueso que era Álvarez Castro canta la gesta de sus amigos forjados de igual materia; es muy consciente de que ésta es mutable, pero la sustancia de la vida traducida en obras beneficiosas para las futuras generaciones perdurara, y eso es lo importante:

Del genio ilustre, miserable polvo,

sólo cenizas, ya, nos han quedado.

A este respecto Francisco Gavidia, en el artículo anteriormente mencionado manifiesta:

"En estos mismos momentos, la voz del poeta ha quedado como la más elocuente protesta contra la tiranía que la nobleza de Guatemala había insinuado con desafueros sangrientos. Pierson, amigo suyo, había sido asesinado por el Gobierno usurpador; Álvarez Castro escribe:

¡Oh, día infausto! ¡Miserable día!

Huye, oh momento pesaroso, y raudo

Vuela a ocultarte al tenebroso seno

Que abre el Leteo en su profundo espacio;

Huye, y no más los soledosos sitios

Tornen a ver tus refulgentes rayos,

Do el despotismo la inocente sangre

Audaz regara con infame mano. (17)

 

(17) Fragmento del poema A la muerte del Coronel Pierson, 1827, obra de Miguel Álvarez Castro.

"Pronto volvió la libertad, merced a las victorias de Morazán, a reponer lo que la guerra civil había sembrado: luto y desolación en Centro América. Morazán concibió grandísimo afecto por el poeta, cuyo noble carácter -austero y firme­ parecía orgullo al vulgo y prenda estimable a los hombres superiores."

"Electo diputado, las asambleas le abrieron campo a otra facultad hasta allí no ensayada de su genio; el poeta clásico, admirador de los latinos -en cuyas obras fortaleció su inspiración- y de Meléndez Valdés y Jovellanos, que sin duda escogió para modelo de sus obras, apareció esta vez adornado de singulares dotes oratorias. Su elocuencia, puesta al servicio de las ideas más avanzadas del liberalismo de aquella época, llenó de viva admiración a sus contemporáneos, y Morazán, electo Presidente de la República, le llamó al desempeño de la Cartera de Relaciones Exteriores, donde le ayudó en cuanta idea y tentativa se empeñó el vencedor de Gualcho."

El patriotismo de Miguel Álvarez Castro no sólo era el de un liberal avanzado, unionista sincero, sino que resueltamente anticolonialista. En aquella época el imperialismo colonial británico se disponía a caerle con garras opresoras a las pequeñas naciones centroamericanas que, desunidas y envueltas en guerras intestinas, resultaban fácil presa de los invasores. En 1843 los colonialistas británicos ocuparon por la fuerza las Islas de la Bahía, ubicadas en las costas del mar Caribe. El representante de la corona británica, Frederic Chatfield, se caracterizaba por su insolencia y desprecio a los derechos de las naciones centroamericanas. A él dedicó Álvarez Castro un poema titulado A F. Chatfield en el cual refleja su ira con imborrables trazos, a la vez que antepone su fervoroso patriotismo contra los opresores de pueblos:

Correspondió a su origen tremebundo

Ser digno agente del rapaz tirano;

 

Con este notable poeta dio principio la poesía salvadoreña, que como ya hemos señalado, sentó las bases de una literatura activa, enraizada en hechos de la realidad nacional. Por ello, la obra de Miguel Álvarez Castro constituye un valioso testimonio.

Es importante hacer notar que la literatura salvadoreña fue realizada desde un principio por los intelectuales ilustrados, surgidos de las propias canteras populares. Este fenómeno será una constante en el desenvolvimiento de nuestras letras, y hay que enterarse que en el caso de Pierson, se manifiesta con suma claridad la ley histórica que enuncia que cuando las clases gobernantes han estado a punto de perder el poder, sobreviene el terror reaccionario. Y con la alevosa muerte inferida a este patriota se evidencia con relevantes caractéres, ya que el gobierno usurpador de que habla Francisco Gavidia estaba integrado en Guatemala por Mariano Aycinena, miembro de una de las familias entroncadas con el poder colonial, y en el nivel federal, por Manuel José Arce, presidente impuesto por el partido promonárquico, que como sigue diciendo Gavidia, se esforzó por ligarnos nuevamente al poder español. No habiendo podido plasmar sus ideales los morazanistas, -como afirma el insigne patriota peruano, José Carlos Mariátegui- se impuso la clase conservadora en el espacio dejado. "Los encomenderos y los terratenientes que durante la revolución de independencia oscilaron ambiguamente entre patriotas y realistas, se encargaron de la dirección de la república. La aristocracia colonial y la monárquica se metamorfosearon formalmente en burguesía republicana."

Este pensamiento recoge lo ocurrido en El Salvador. De modo que la literatura salvadoreña es fruto del pueblo, y no tiene nada qué deberle a las clases que por siempre han dominado en lo económico y en lo político.

www.tirsocanales.com

edicionesculturales@yahoo.com

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