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En el libro La ideología Alemana, Marx y
Engels, esbozaron por primera vez, las tesis básicas de la economía política
Marxista. Analizando el capitalismo desde sus inicios en varios países
europeos, encontraron fenómenos repetitivos que formaban la base de la
acumulación capitalista de la riqueza y el desarrollo de la sociedad.
Advirtieron que en
todas partes los capitalistas deben comprar mano de obra para aumentar sus
riquezas. Las materias primas no pueden transformarse en mercancías sin que las
hagan los trabajadores y trabajadoras. Las máquinas son hechas por los obreros
y no pueden operar por sí solas. La mano
de obra de los trabajadores, es necesaria para el funcionamiento de las
fábricas y crear la riqueza que los capitalistas se apropian. Los fenómenos se
repetían y se repiten por igual en todos los países donde funcionan industrias
operadas por cientos o miles de obreros produciendo
de modo social y colectivo, y un pequeño grupo de capitalistas se apropian de la riqueza de modo privado.
Estando contrapuestos
los intereses de los trabajadores frente a los intereses de los capitalistas,
es lógico que el fracaso del sistema sea irreversible. Eso expresaron en tesis
generales, y en ninguna de sus obras pusieron plazo para que el capitalismo desaparezca.
Lo cierto es que habían descubierto el núcleo de las contradicciones que están
en la misma naturaleza del capitalismo. Para acabar con el sistema en que un
pequeño grupo de individuos se apropie de la riqueza producida por la clase
obrera, los trabajadores deben conquistar el poder político y ejercerlo de
manera socialista.
De esta tesis nació
la doctrina marxista del poder de los trabajadores y el ejercicio de su
gobierno de clase.
Para los socialistas utópicos, el comunismo era un
sueño fantástico del futuro; en cambio, para Marx y Engels, era una meta
necesaria históricamente determinada, y podía ser alcanzada por la acción
revolucionaria de los trabajadores organizados y unidos, si luchan por
alcanzarla.
Aquellos planteamientos que aparecieron en la obra, La Ideología Alemana, no eran fantásticos
sueños, sino que estaban basados en la realidad y sólo hacía falta estudiarla y
descubrirla como una realidad en movimiento. Aquella tesis fue decisiva para
terminar con el materialismo contemplativo,
sostenido por el notable filósofo, también alemán, Ludwig Feuerbach. Sobre este
punto escribió Marx, resumiendo la acción de la filosofía, en sus famosas
tesis: "Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos
el mundo, PERO DE LO QUE SE TRATA ES DE TRANSFORMARLO". Por eso el
Marxismo fue revolucionario desde el principio.
La Ideología Alemana
refleja una etapa de especial importancia en el proceso de formación de los
fundamentos teóricos del socialismo científico, (régimen social) y su
método: el Materialismo Dialéctico e Histórico.
II
La interpretación
materialista de la historia se basa en el estudio y comprensión dialéctica
(integral, relacionada y en movimiento) de la vida social. Esto significa estudiar
a la sociedad como un cuerpo material que posee una estructura interna, en permanente
desarrollo, cuya forma es de lo inferior a lo superior. Su estudio requiere de
análisis minuciosos abarcando complejas redes de relaciones contradictorias entrelazadas
entre ellas (en lo económico, en lo político, en lo social y cultural). El
empleo del Marxismo requiere mucho conocimiento de la filosofía materialista y del Método Dialéctico (del cambio) que ayuda a
distinguir lo principal de lo secundario; lo esencial de lo accesorio, y a
determinar los factores que están en el seno de todos los procesos sociales,
especialmente el poder económico y el poder político. 20/12/2002.
1) Evguenia Stepánova. 2) Carlos Marx y
Federico Engels. 3) Vladimir
Ilich Lenin. 4) F. Burlatski y Otros. 5) M. A. Dynnik. 6) Roger Bartra.
Léalo en el Periódico Semanal El
Independiente.
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