viernes, 10 de septiembre de 2021

EN EL SALVADOR, EL PODER ECONÓMICO DOMINANTE LLAMA “INDEPENDENCIA PATRIA” A LOS 200 AÑOS DE JUSTICIA FUSILADA ----- IV.- INICIO DE LA DICTADURA OLIGÁRQUICO-MILITAR 2/12/1931, CON LA TIRANÍA DE MAXIMILIANO HERNÁNDEZ MARTÍNEZ.

 RESUMEN HISTORICO

El Salvador,  20 de Agosto 2021.

 (Cuarto de Cuatro Entregas)

 ¿QUÉ HISTORIA CONOCER PARA CAMBIAR A EL SALVADOR?

Después del asesinato de Farabundo Martí, Alfonso Luna, Mario Zapata, Feliciano Ama, Francisco Sánchez y centenares de dirigentes políticos y comunales en los meses de enero y febrero de 1932, el gobierno de facto de Hernández Martínez continuó los asesinatos, la represión y la persecución de campesinos y obreros en todo el país. Muchos de ellos habían logrado sobrevivir aquella hecatombe política que no tenía precedentes en la historia local. La crisis económica del país fue un factor desencadenante fundamental de aquella tragedia contra el pueblo, y continuaba produciendo estragos de pobreza, desempleo, hambre y carencia de tierras para sembrar alimentos, por parte de la población campesina. No fue sino hasta 1936/37, cuando el gobierno de Hernández Martínez, creó programas rurales de Mejoramiento Social, que consistieron en la parcelación parcial  de grandes haciendas aptas para la siembra de cereales; las parcelas  fueron entregadas a familias campesinas con facilidades de pago. Eran lotes para vivienda y sembradíos, de cereales,  hortalizas, como en Lourdes, Colón; Ateos, Zapotitán, El Sitio del Niño y otras zonas. Los precios del café se recuperaron con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, luego del ascenso de regímenes liderados por Benito Mussolinni de Italia, de Alemania, por Adolfo Hitler; de Japón y España franquista.

El Gral. Maximiliano Hernández Martínez, inició sus propósitos de aterrorizar en los campos salvadoreños, de acuerdo a la voluntad de los terratenientes del país. No tardó el gobierno de Estados Unidos en reconocer “los méritos” del dictador, y le otorgó el reconocimiento político deseado por él, que le proporcionó relaciones comerciales y otras ventajas. Con aquellos créditos que favorecían la política del gobierno  se había asentado el poder del dictador Hernández Martínez. Los abogados que lo asesoraban, encontraron la fórmula de aprobar un decreto cada vez que iba a finalizar el período gubernamental, a fin de que fuera reelecto “por está y única vez”. Manejando esa seudo legalidad, sorteó numerosos intentos de sacarlo del poder. La voz popular refiere que durante la tiranía de Hernández Martínez, la población no pronunciaba  palabras como: “elecciones democráticas”, “sindicatos”, “socialismo”, “comunismo” y otras que tuvieran una connotación política e ideológica que asociara la situación local y la vigencia de libertad entre la ciudadanía.

Los trabajadores para tratar de defender sus intereses organizaron hermandades obreras, de peluqueros, pilotos, automovilistas, zapateros, panificadores, “sociedades de artesanos” como la Concordia, clubes, etc., pero no sindicatos. El régimen dictatorial basó su seguridad política en las acciones represivas de la guardia nacional, el ejército y   una amplia red policial de informantes a las autoridades que perseguía aquellas formas de asociación gremial de los trabajadores asalariados.

Quienes vivieron en aquellos años relatan que las palabras: “compañero”, “camarada”, “revolución” y todo lo que significará relación con el movimiento obrero, sindical o popular, desaparecieron del léxico. No fue sino hasta en los años 1943/44 que los escritores anti-fascistas publican de nuevo vocablos como los citados. De los periódicos que se editaban, el Director-Fundador de Diario Latino, Don Jorge Pinto, sufrió persecución y exilio de la dictadura por ser un periodista y consecuente patriota de ideas democráticas que otros propietarios de medios no ejercitaban como él.

El gobierno del Gral. Maximiliano Hernández Martínez se estableció sobre la matanza de 30,000 campesinos. Tras aquel genocidio siguieron 13 años de persecución política contra todo grupo que apareciera con intenciones de organizarse para denunciar las injusticias económicas, sociales y políticas. El período de gobierno de Hernández Martínez, repito, basándose en métodos tiránicos, se conoce como “la dictadura de los 13 años”; y a él, se le moteja con el apodo del “Mago de las Aguas Azules”, debido a que preparaba “aguas de remedios cúralo todo” con ese color “ captaba la pureza celeste del éter”. De acuerdo con las creencias de la secta teosófica que profesaba, existía la “reencarnación”; y quienes le conocieron afirman que sostenía como parte de sus prédicas que era más pecado “matar a una hormiga”, por ser “inocente” que matar a una persona, porque ésta tenía conocimientos de sus actos. Lo que nunca se ha dicho de Maximiliano Hernández Martínez, es que fuera demente. Por el contrario, quienes lo trataron lo describen como frío, reflexivo y calculador, con mirada torva y penetrante. No pocos intelectuales destacados de aquel tiempo fueron teósofos practicantes que afirmaban “experimentar actos de levitación”.

Con el Golpe de Estado del 2/12/1931, se inicia en El Salvador, una nueva forma de dominación de los terratenientes-oligarquía, a través de las fuerzas armadas como instrumento de represión y muerte. Con el paso de los años el Dictador, ganó autoridad e infundió miedo por sus métodos brutales de gobernar.

El padre del Dr. Gabriel Gallegos Valdés, con quien el Dictador conversaba, decía que su política era tener siempre con hambre a los militares para que fueran sumisos con su Comandante General. Ponía el “ejemplo” del amo y el perro para ilustrar su pensamiento.

Los terratenientes-oligarquía le proporcionaban autonomía y lo apoyaban en todas las acciones e iniciativas que favorecían la consolidación del estado de cosas que convenía al poder económico oligárquico, como la creación de instituciones estatales: Banco Central de Reserva, Banco Hipotecario, Mejoramiento Social, para atender programa de viviendas populares y distribución de parcelas para la agricultura entre algunos núcleos campesinos de determinadas zonas; la construcción del Estadio Nacional de la Flor Blanca; la ampliación de la red de escuelas públicas, “Gotas de Leche” para las mujeres pobres; la construcción de carreteras, puentes y otras. Entre la realización de obras materiales y el ejercicio férreo del gobierno, se diluyó la memoria de la matanza de los “sucesos del año 32”. El Dictador –repito-, encontró la fórmula seudo-legal para prolongar su permanencia en el gobierno sin dejar de efectuar elecciones.

De ese modo cumplió 13 años de gobierno dictatorial, hasta que el país se vio cargado de nuevas ideas sociales que impulsaron la organización política, y fue rodeado de acontecimientos internacionales de diverso tipo que estremecieron a los pueblos del área centroamericana. Entre estos sobresalían los hechos de la Segunda Guerra Mundial, y las extraordinarias victorias del Ejército Rojo del gran país comunista que era la Unión Soviética.

La situación socio-política del país cambió a raíz del aparecimiento de movimientos estudiantiles, militares, de intelectuales anti-guerreristas y anti-fascistas, que hacían circular las noticias del triunfo de las Potencias Aliadas contra el eje militarista-fascista formado por Japón, Alemania e Italia que el Dictador salvadoreño admiraba. Aquel despertar del mundo y de los países latinoamericanos, alentó al Movimiento de Militares y Civiles que orientado por el pensamiento patriótico de la sociedad civil, y el ejemplo de intelectuales anti-fascistas, provocaron la insurrección Cívico-Militar, el 2 de Abril de 1944. Aunque aquel levantamiento fue apoyado por una parte importante de la ciudadanía, no fue suficiente para derrocarlo.  El Dictador, tuvo tiempo de que sus fuerzas militares y civiles leales, detuvieran a los rebeldes, los encarcelaran y les montaran juicios sumarios con formas seudolegales, y de aquel modo condenaron en sólo 8 días,  a muerte a varios patriotas. Fusilaron a más de 12 militares y civiles el 11/4/1944. De nuevo, como en 1932, cuando fue asesinado Farabundo Martí, y sus compañeros, el Tirano, condenó y fusiló a numerosos patriotas en 1944. El pueblo no pudo auxiliar a sus hijos alzados en armas. Los militares, sobre todo, se comportaron de manera cobarde, permitiendo que el mismo masacrador de 1932, Gral. Maximiliano Hernández Martínez, actuara con impunidad. ¿A la cobardía y al consentimiento del crimen llamaron honor militar? ¿No fue aquella la forma más sucia de complicidad de los militares con la dictadura? ¡Tuvo que ser el pueblo por medio de sus organizaciones civiles integradas por sindicatos, estudiantes, revolucionarios, intelectuales, las masas urbanas politizadas y otros grupos, los que propusieron la organización de una histórica y gloriosa Huelga General de Brazos Caídos, el 9/5/1944, a fin de demostrar la unidad del pueblo y el repudio nacional al tirano! El Dictador presionado por la mayoría de fuerzas cívicas del país,  traspasó el mando, de la presidencia de la República al Vice-Presidente, Gral. Andrés Ignacio Menéndez, quien le garantizó la huida del país. De aquel modo la justicia popular fue burlada una vez más, por los mismos que continuaron ejerciendo la dictadura militar, sin el Dictador que la fundó, con base en represiones y matanzas contra el pueblo salvadoreño.

 

1.- LAS TRES ETAPAS DE LA DICTADURA OLIGARQUICO-MILITAR.

Duró 61 años desde el 2/12/1931 hasta que el pueblo con las armas en la mano, conducido en la guerra defensiva, por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN,  sacó del gobierno directo a los militares, el 16/1/1992, con la firma del Acuerdo de Paz.

1- ) Con el gobierno de facto del Gral. Maximiliano Hernández Martínez, se inició como hemos expresado, la primera etapa de la dictadura oligárquico-militar. Aunque los militares eran la cara visible del mando y estaban en el escritorio de Casa Presidencial, ejerciendo el orden represivo y coactivo del gobierno, en todo momento fue la oligarquía de los terratenientes y el imperialismo de Estados Unidos, quienes tuvieron en sus manos el poder económico. Sólo en una parte mínima el gobierno por medio del Estado manifestaba el poder. Cuando el dictador Maximiliano Hernández Martínez abandonó la presidencia, continuó el sistema militar  dictatorial que su gobierno había instituido durante 13 años de terror.

El golpista Gral. Osmin Aguirre y Salinas, uno de los traidores que dio el golpe Estado contra el gobierno del Ing. Arturo Araujo, el 2/12/1931, de nuevo, junto con otros, le dio golpe Estado al Gral. Andrés I. Menéndez; lo sacó del gobierno, y se “sentó en la silla presidencial”, según expresión popular. Aguirre y Salinas fue responsable de numerosas represiones contra obreros y sindicatos, estudiantes, etc. Durante la guerra civil, la guerrilla lo ajustició por sus crímenes contra los trabajadores. El Poeta Oswaldo Escobar Velado, refiriéndose a uno de los crímenes de Aguirre y Salinas, escribió: “Valiente la policía/orden de los coroneles/en los días más amargos mataron a dos mujeres”. Se trataba del asesinato de dos mujeres de la clase media  que luchaban contra la dictadura militar, administrada por los sucesores de Hernández Martínez. Las patriotas asesinadas fueron Adelina Suncin y Altagracia Kalil.

La primera etapa de la dictadura oligárquico-militar (2/12/1931-14/12/1948), duró 17 años, y terminó el 14 de diciembre de 1948, con el golpe de Estado materializado por los Mayores Oscar Bolaños, Oscar Osorio (exiliado en México), el Crnel. Manuel de J. Córdova; y los civiles, Doctores Reynaldo Galindo Pohl y Humberto Costa. Ellos dieron  un golpe de Estado contra el gobierno del Gral. Salvador Castaneda Castro, resultado de elecciones fraudulentas, manejadas por la oligarquía, Aguirre y Salinas, y otros militares herederos de la dictadura de Hernández Martínez. El gobierno de los mencionados golpistas, encarcelaron al destituido Castaneda Castro, lo apresaron en la Penitenciaría Central de San Salvador, y lo enjuiciaron por corrupción y otras imputaciones.

Oscar Osorio trajo nuevos métodos y formas de gobernar que había aprendido en México. Entre ellas descollaron la demagogia y la corrupción; “el pan y circo” asimilado de los mexicanos le sirvió de mucho. Organizó el Partido Revolucionario de Unificación Democrática, PRUD, que luego de gobernar, primero a través de una Junta de gobierno; siguiendo  un período de Oscar Osorio, y tres años del gobierno del Cnel. José María Lemus, postulado e impuesto en la presidencia por el PRUD. Como consecuencia de movilizaciones masivas del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, que exigían la renuncia del dictador, el gobierno de Lemus fue derrocado. Numerosas organizaciones estudiantiles, sindicales, sectores y grupos de la clase media, los intelectuales revolucionarios se movilizaban a diario. Se propusieron terminar con la represión política e ideológica del gobierno y materializaron el golpe de Estado que lo derrocó. El gobierno de Lemus por medio de los militares había asaltado las instalaciones de la Universidad de El Salvador, golpeó y capturó al Rector Dr. Napoleón Rodríguez Ruiz.

Los gobiernos del PRUD modernizaron varias instituciones de El Salvador y crearon otras. La más significativa fue haber  aceptado la  presión del movimiento social revolucionario encabezado por el Partido Comunista, coordinador de varias organizaciones representativas del país, para que se discutiera y creara una nueva Constitución Política. En efecto, la denominada Constitución de 1950 fue un documento bastante moderno que incorporó principios jurídicos que modernizaron en gran medida instituciones  del Estado y la vida salvadoreña, en la que a simple vista se notaba el atraso social provinciano existente. Junto con logros importantes como, el impulso a la unidad de los países centroamericanos por medio de la ODECA,  Organización de Estados Centroamericanos, se inició la política económica de sustitución de importaciones de fuera del país. Fue creado el Instituto Salvadoreño  de Seguridad Social, ISSS; el Instituto de Vivienda Urbano IVU, que favoreció a centenares de miembros del PRUD, y a numerosos militares que aprovecharon la rehabilitación castrense emprendida por Oscar Osorio y sus políticas para favorecer a ese gremio. La corrupción en las filas de la alta burocracia, en el ejército y en el partido de gobierno fueron muy marcadas. Asimismo, el gobierno de Oscar Osorio alineado con la política del imperialismo de Estados Unidos, fue un  invasor y destructor de los gobiernos democráticos de Guatemala iniciados por la Revolución Democrático-Burguesa en aquel país, el 21 de octubre de 1944.

Con el derrocamiento del tercer gobierno encabezado por el represor Cnel. José María Lemus, concluyeron los 12 años que duró la segunda etapa de la dictadura oligárquico-militar (14/12/1948-25/1/1961). Tras el derrocamiento de Lemus gobernó por 90 días la Junta Revolucionaria de Gobierno, integrada por tres civiles y dos militares. Ellos fueron los Drs. Fabio Castillo Figueroa, René Fortín Magaña y Ricardo Falla Cáceres; y los Cnles. César Yánez Urías y Miguel Ángel Castillo; y el mayor Rubén Alonso Rosales. Aquella Junta Revolucionaria de Gobierno fue a su vez derrocada por la intervención directa de la Embajada de Estados Unidos en El Salvador. El gobierno norteamericano, ante el horror que tenía de que apareciera otro gobierno revolucionario al estilo del creado por la Gran Revolución Cubana, trajo de urgencia de la Escuela de las Américas, al Cnel. Julio Adalberto Rivera, que inició la tercera etapa de la dictadura oligárquico-militar masacrando al pueblo el 25 de enero de 1961 en la Av. España de San Salvador. Numerosos patriotas fueron ametrallados por tratar de defender con su movilización a la Junta Revolucionaria de Gobierno. El peón del imperialismo yanqui, Julio Adalberto Rivera, organizó al nefasto Partido de Conciliación Nacional, PCN, que se convirtió en el partido de cuatro dictadores militares que con sus políticas de sumisión y entrega de la soberanía al imperialismo llevaron a la nación a la guerra civil que el pueblo contestó con las armas en la mano, el 10 de enero de 1981. Duró 12 años y dejó 80,000 muertos del (25/1/1961-16/1/1992). Con la firma del Acuerdo de Paz el 16 de enero de 1992, concluyó la tercera etapa de la dictadura oligárquico-militar que se prolongó durante 31 años. En total la dictadura oligárquico-militar que se inició con el golpe de Estado del 2/12/1931, estuvo gobernando El Salvador durante 61 años, y es la responsable del atraso económico, social  político y cultural  del pueblo salvadoreño, al haber mantenido la represión constante y ahogar las formas democráticas y posibilidades del surgimiento de formas científico-culturales en el país.

Los militares han sido parásitos que han vivido a expensas del pueblo sin aportar nada importante digno de señalarse como obra cultural que constituya una fuente de valores morales edificantes. Han sido todo lo contrario: corruptos, incultos y represivos.

 

2.- RESUMEN.

a) Quien desconozca el proceso y las formas concretas de la brutal historia originada en los métodos y formas de explotación de los terratenientes-oligarquía, y sus instrumentos de represión y muerte, los militares, no podrá, de ninguna manera, crear nuevas formas políticas, educativas y culturales en El Salvador.

b) Los hechos de la historia no pueden cambiarse y tampoco debe hacerse lo que hacen los ideólogos de la derecha: tergiversarlos para ocultar la verdad histórica. La historia debe investigarse tal como ha sido producida por los procesos y hechos reales, y éstos deben estudiarse de manera directa en sus fuentes originales  a través de medios  confiables, como las investigaciones científicas, serias y responsables para descubrir las causas que los provocaron. La valentía de los pueblos radica en el valor que tienen para enfrentarse a la historia que han heredado de las etapas políticas anteriores, no para cambiar sus hechos, sino para no cometer iguales o parecidos errores. El conocimiento de la verdad es sin dudas, el mayor tesoro que puede darnos la experiencia cultural. Suscribimos con la siempre edificante ética de Don Quijote, que, “por defender la verdad se puede y se debe apostar hasta la vida”.

c) El recordado amigo, José María Méndez, citaba a menudo el pensamiento de Pedro A. Ouspensky, y que todos los salvadoreños y todas las salvadoreñas deberíamos compartir porque está creado como a propósito para la gente de El Salvador: “El primer paso de un pueblo para lograr superación es sentir horror de si mismo; el segundo es tener deseo de rebasar el pasado; tercero, encontrar medios para lograr un futuro mejor; y cuarto, poner en práctica esos medios con el mayor esfuerzo de voluntad”. (Historia Constitucional de El Salvador, Tomo I. Edit. UTEC 1990).

Al 99% de salvadoreños y salvadoreñas no les interesa  el estudio, para descubrir la verdad. Estoy refiriéndome a universitarios, funcionarios de educación, estudiantes, intelectuales, etc. ¿Será que alguna vez abandonarán esa condición animalizada a que los ha sometido la dictadura oligárquico-militar y cambiarán su situación de incultura?

Los campesinos son los únicos que obtienen de mi parte no sólo explicación a su ignorancia, sino que lástima y mi solidaridad, por esa triste condición de la que los terratenientes-oligarquía, los militares traidores y el imperialismo de Estados Unidos son responsables…Ellos son perdonados por no saber que los salvadoreños y salvadoreñas  “estudiados”, desgraciadamente desconocen la historia, y por lo mismo, no han sabido aprovechar las riquísimas enseñanzas del pasado para mejorar el presente y ampliar el porvenir cultural aportando algo de su intelecto. Esa no es una afirmación antojadiza: usted puede comprobarla por sus propios medios.

Con el sabio, José María Méndez, recordemos estas verdades científicas: “El estudio de la historia no consiste simplemente en ampliar el área de conocimiento para enterarse del pasado, sino en utilizar éste como lección. El hombre en su período vital no alcanza a vivir todas las experiencias posibles que le pueden proporcionar aciertos en sus decisiones y convertirlos en brújula de su conducta. Los pueblos cuya edad se mide por siglos tampoco logran en cien años vivir y aquilatar los sucesos que deben respetar como advertencia o consejo, por ello deben recurrir a la historia, madre nutricia que provee sabiduría”.

 

 

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La próxima entrega será la cuarta y última de este documento.

Esperamos sus comentarios, siempre con el mismo entusiasmo que los hace.

 

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